Una vez concluido lo que fue un largo y complejo proceso de compra, el consejo directivo de la Universidad del Norte, se propuso desde la adquisición de aquellos terrenos y edificios reutilizarlos y en ellos construir instalaciones que el crecimiento de nuestra casa de estudios requería.
Indudablemente que las dimensiones que dichos terrenos tienen, eran ideales para en ellos crear espacios como: canchas deportivas, estacionamientos, salones para eventos académicos, sociales, culturales y de esa manera contribuir con la formación integral de los miles de estudiantes de las diversas áreas académicas de la UNIVERSIDAD DEL NORTE, de esa manera se concibió la idea de nuestro Campus Deportivo.
El mayor y más complejo reto para la creación de todos aquellos espacios necesarios institucionalmente, lo representó crear un plan estratégico para transformar aquellas instalaciones y terrenos que durante más de treinta años fueron la estación del ferrocarril de nuestra ciudad, en áreas funcionales, modernas y equipadas, la transformación representó un reto y también una responsabilidad en cierto punto histórica, ya que no se trataba sólo de demoler, eliminar o de plano destruir las instalaciones y edificios con el afán de imponer lo moderno o funcional dejando a un lado el valor y en cierta manera la evidencia de lo que nuestra ciudad fue en el siglo 20.