
El día 17 de marzo de 2020 se abrieron las puertas a las aulas virtuales. Ese día quedará grabado en la memoria de alumnos, maestros e instituciones, como el Ground Zero de la educación presencial tradicional. Fue el cierre de las instituciones educativas por la pandemia del COVID-19. En otras palabras, la finalización de ofrecer servicios educativos in situ, para migrar hacia una educación con ancho de banda y a través de una pantalla. Pasamos de ofrecer educación en espacios físicos definidos, a hacerlo por la vía remota a cualquier parte. Si bien es cierto, la educación en línea no es nueva, el hecho de supeditar todos los esfuerzos a través de este medio se volvió un reto que no todos los actores de la educación han podido sortear adecuadamente.